“Juego honestamente y juego para ganar. Si pierdo,
tomo la lección”
(Bobby Fischer 1943 - 2008)
Lecciones, de eso hablaba el gran campeón mundial que
venció al soviético Boris Spassky en el denominado match del siglo, y
eso es lo que recibirán los alumnos de varias escuelas bonaerenses, en
virtud de un programa que acaba de lanzar la dirección General de
Cultura y Educación.
Ajedrez educativo. Así se llama el proyecto que ayer fue presentado en
la Escuela N° 116, una primaria que -es justo decirlo- ya le ha ganado
varias partidas al tedio y a la apatía.
De hecho, su directora, Estela Passaglia, contó a Hoy que los alumnos
participan en torneos desde hace seis años. La primera movida surgió de
la curiosidad: “Queríamos ver qué beneficios nos traía el ajedrez”, a
eso le siguió la conformación de un taller, después vinieron las
lecciones básicas, y el entusiasmo de los niños hizo el resto.
Hoy puede decirse que ese establecimiento ubicado en 58 y 146 de la
localidad platense de Los Hornos, puso en jaque al aburrimiento y logró
resolver varios de los problemas que son comunes a los colegios.
Amante del deporte ciencia, fue la propia directora la que les enseñó a
mover las piezas y la que ahora dice orgullosa que “ha dado muy buenos
resultados”. De hecho, son alrededor de 60 los chicos que se engancharon
con esta actividad que no es obligatoria: “Les decimos que si les gusta
se sumen, y algunos arrancan desde chiquitos”.
Luego la magia del ajedrez equipara a aquellos que viven metidos adentro
de una computadora, con los que no pueden tener una PC en su casa. “Lo
nuestro es muy modesto, pero le puedo asegurar que algunos de nuestros
chicos son brillantes”, dijo la docente.
Las visitas
Ayer esa escuela fue escenario de una serie de partidas y simultáneas en
las que participaron los alumnos de otros establecimientos primarios y
secundarios de nuestra región.
Ahí entre tableros, torres, caballos y reinas, la dirección de Política
socio educativa puso a rodar el programa con el promoverá la
alfabetización ajedrecística para que niños, adolescentes, jóvenes y
maestros, desarrollen el pensamiento reflexivo, crítico, imaginativo y
lógico.
La directora de Coordinación de programas sociales, Claudia Miranda,
explicó que “en su primera etapa el programa se implementará en las
escuelas de jornada extendida, en algunas secundarias y en el marco de
otros programas como patios abiertos o centros de actividades juveniles,
donde también asisten chicos no escolarizados”, porque “son válidas y
poderosas todas las estrategias de inclusión para lograr que los chicos
que viven en situaciones de vulnerabilidad estén dentro de las
escuelas”.
Las escuelas recibirán tableros y pizarrones magnéticos para fomentar
este juego, al que se considera una herramienta estratégica desde lo
didáctico.
Por su parte, el coordinador del programa a nivel nacional, Jorge
Berguier, consideró que “enseñarles a jugar ajedrez es darles una
posibilidad de desarrollar acciones positivas en cuanto al mejoramiento
de su calidad educativa”.
“Este juego iguala a todos los chicos, revierte situaciones de
hiperquinesia, de apatía, e incentiva las buenas acciones”, dijo
Passaglia y aseguró que “genera un gran entusiasmo y es una actividad
que gratifica tanto a ellos como a los docentes”.
Entre alfiles, peones y reyes, la mañana se pasó volando para el
centenar de alumnos ajedrecistas que representaron tanto al colegio
anfitrión como a las primarias N° 6 y N° 16 y a las secundarias N° 59,
N° 20, N° 29 y N° 37.
“El ajedrez es ciertamente un arte, pero yo no pensaba en ello. Sólo el
juego preciso y fuerte puede ser bonito... La precisión, en primer
lugar. En última instancia, todo se decide por la clase. Luego podemos
aspirar a una partida preciosa. Pero para jugar con elegancia y
precisión hay que saber mucho y ser capaz de utilizarlo”, decía aquel
genio que alguna vez fue perseguido por el gobierno de su propio país (EEUU).
Pero para estos niños es más que eso: es una puerta abierta el
pensamiento reflexivo, a la cordialidad entre pares y, por supuesto, a
la diversión.